Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
Salmos 91:4
Despues de un incendio forestal en el parque nacional de Yellowstone, los guarda bosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del incendio.
Un guarda bosques encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas en la base de un árbol, un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecitos al pajarillo con una vara, cuando lo hizo tres diminutos polluelos se escabulleron bajo las alas de su madre ya muerta; la amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los habia acurrucado bajo sus alas, instintivamente conociendo que el humo toxico ascendería.
Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus bebes. Cuando las llamas llegaron y quemaron sus pequeño cuerpo ella permanecío firme, porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen vivir.
Que hermosa lección de Amor, pero aún mayor el amor de mi Salvador y Señor Jesucristo que:
Podía llamar miles de ángeles,
Y del martirio así escapar.
Podía llamar miles de ángeles,
Pero el murió en mi lugar.
Así de grande fue su Amor por mi, como no le he de amar yo a él, ser amada de esta manera debe marcar mi manera de vivir, mi vida debe ser diferente solo por la razón que Él me amo hasta la muerte.